Ordenar carteras en el closet

En defensa de las carteras “caras”

Mi casa ha sido un desorden en las últimas semanas. Mis hijos están de vacaciones lo que significa que el primer piso es una juguetería! La mesa del comedor está llena de legos, hay autitos por todos lados y en medio del living hay una piscina de pelotas.

Acepté esta realidad temporal y seguí el consejo de Marie Kondo: parte por tu propio espacio.

Si mi pieza está ordenada y limpia puedo estar ahí cuando necesito estar en un espacio tranquilo. Moví la cama, ordené mi escritorio, desarmé la cuna de Liam (nunca la usó!) y ordené mi closet. LLené 2 bolsas con cosas para donar y al fin llegué a un “punto feliz” con mis carteras.

Hasta hace algunos años sólo compraba carteras lindas pero baratas, lo que significaba que las iba cambiando constantemente. Will siempre me decía que si las carteras se rompían después de un tiempo era un desperdicio de $, además de contribuir al problema ambiental.

Había mirado carteras más caras pero era difícil justificar el gasto (gastar de a poco duele menos), hasta que en Diciembre de 2012 vi una promoción de 60% en una cartera que me había encantado y decidí comprarla.  Usé esa cartera casi todo el año, la llené con libros de derecho, un computador y apuntes pesados, me acompañó todos los días a NYC y después de 1 año de uso aún estaba súper buena.

La navidad siguiente, esa marca (Dooney & Bourke) hizo nuevamente la promoción y un bolso de playa que me había encantado tenía un 70% de descuento. Cuando el abuelito de Will me preguntó que quería de regalo el bolso fue mi respuesta.

Ordenar carteras en el closet

Al ordenar mis carteras y dejar sólo las que “producen felicidad” (spark joy) me di cuenta de que Will tenía razón. La cartera de calidad que compré en 2012 aún está en súper buen estado y sigo usándola, el bolso de playa que me regaló Dampa nos ha acompañado en un montón de viajes y paseos y aún se ve como nuevo. Las carteras más baratas que compré duraron una temporada y la verdad es que nunca me gustaron tanto como las Dooney.

Esa marca usa súper buenos materiales y pone mucha atención en los detalles. No gasta mucho dinero en publicidad y ese ahorro se traspasa al consumidor lo que me permite comprar una cartera que dura muchos años sin pagar lo que costaría una cartera LV, Hermes o Coach.

Siento que encontré una marca que vale el precio que cobra y dejé de usar/comprar carteras desechables.

Vale la pena comprar carteras de buena calidad porque:

  1. Duran más
  2. A la larga se ahorra dinero
  3. Producen menos desecho textil (un problema que está creciendo)
  4. Uno las cuida más porque sabe lo que valen
  5. Se ven mejor
  6. Una vez que uno usa una cartera de buena calidad no hay vuelta atrás

**Imagen: mis 6 carteras. 3 han sido regaladas y 3 las compré yo después de enamorarme de ellas y esperar meses para comprarlas en la promoción de fin de año. Porque cuando las cosas son de calidad vale la pena la espera. :p

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