MENOS: libros infantiles

Cuando fui a Chile estuve hablando con una amiga sobre el reto de disminuir/ordenar los libros de los niños. Para mi ha sido fácil comprar menos y deshacerme de ropa, zapatos, juguetes, electrodomésticos y casi todo lo demás… menos los libros infantiles.

Es fácil razonar que sólo necesito 4 jeans o 7 pares de calcetines -porque lavo una vez a la semana-, y que tener más de 1 chaqueta de agua no tiene sentido. Elijo mis prendas favoritas y las demás las dono para que tengan una mejor vida, sean aprovechadas por otra persona y no usen espacio en mi closet.

Pero es difícil razonar un límite en el número de libros. Nos encanta descubrir historias nuevas y ¿Cómo decirle que no a los niños cuando quieren comprar un libro?  Además cuando pedí que a niños no les regalaran más juguetes, di como alternativa los libros. Porque ¿no se puede tener demasiados libros no?

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Pero aunque no tengo un número máximo de libros infantiles, si tengo algunos parámetros que sigo para no morir en un mar de ellos.

  1. Guardo los libros de temporada: Tengo una caja con libros de Halloween, Navidad y Pascua de Resurrección. Esos libros sólo están “afuera” por el mes previo a la celebración y luego se guardan. Es entretenido leer libros de celebraciones y cada año se sienten como nuevos.
  2. Llevo a los niños a la biblioteca: Una manera de descubrir nuevas historias sin adquirir el libro permanentemente es mediante la biblioteca. Además los bibliotecarios dan buenas recomendaciones y es gratis.
  3. Leo los libros -o reseñas- antes de comprarlos:  En Estados Unidos las librerías tienen sillones o asientos para que la gente revise/lea los libros que va a comprar, y las reseñas de Amazon son súper útiles. En Chile también leo los libros antes de comprarlos aunque me miren con cara rara (esto me ha pasado en la feria del libro y en una librería en el barrio Italia). Hay libros aburridos, otros que dan mensajes que no me gustan y algunos con dibujos horribles…no todos los libros son buenos.
  4. Dono los libros que no nos gustan: Ya sea porque son regalados o porque cambiamos de opinión, hay veces que los libros dejan de gustarnos y no veo ningún beneficio en guardarlos.
  5. Los más usados van en cestas: Tengo una cesta de alambre para Liam y otro para Elisa y la idea es que los libros más usados vayan ahí. No  he hecho esto aún pero mi idea es dejar en esas cestas los libros de la semana e ir cambiándolos cada domingo o lunes. De esta forma es fácil sacarlos y ponerlos de vuelta en su lugar, sin desordenar el librero grande.

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Este es mi intento de orden pero aún me queda mucho por avanzar. Los libros han sido el ítem más difícil con en que me he encontrado pero me da tranquilidad saber que no soy la única mamá teniendo esta dificultad.