A Katie y Gracie las conozco desde el 2011 cuando hicimos un programa (mezcla entre trabajo y voluntariado) juntas. Katie dejó claro desde el primer día que una de sus pasiones era ayudar al movimiento LGBT y que se identificaba como parte de este grupo. Con Gracie tuve una conexión desde el primer día porque ella había ido de intercambio a la misma universidad donde yo estudié en en Chile y fue entretenido escuchar sobre su opinión de mi país y las historias de su “hermana” Chilena que estaba estudiando para el examen de grado de derecho (que yo había pasado unos años antes).
Durante esos 11 meses vi el comienzo de esta relación, pero después perdimos el contacto ya que el programa en el que estábamos terminó y todas nos pusimos a estudiar. Igual vi por Facebook que estaban juntas y habían sobrevivido una relación a distancia. Katie se contactó conmigo para pedirme que fotografiara el día en que le pedía matrimonio a Gracie y aunque no puede hacerlo ese día si tuve la suerte de poder fotografiar su matrimonio.
Aunque aveces me pongo nerviosa cuando saco fotos de un momento tan importante, este día estaba demasiado relajada, tranquila y feliz. Sabía que ellas son demasiado relajadas, felices y que les gustaba el estilo de fotos que yo saco.
::Yo de azul sacando fotos en la firma de la ketubah, el contrato matrimonial::
Estar en esta ceremonia me hizo recordar algunas conversaciones que tuve con Katie hace algunos años. En ese entonces su mamá no estaba muy feliz con su homosexualidad, y aunque no dejó de hablarle o le dijo algo negativo, su religión (católica) le impedía estar 100% de acuerdo con la orientación sexual de su hija.
En la imagen de más abajo pude ver que todos esos sentimientos eran parte del pasado. Miren la cara de la mamá. Es demasiado emocionante ver lo feliz y orgullosa que está de su hija.
Nunca hablé con Gracie sobre sus papás pero por lo que entiendo ellos lo aceptaron rápido. Son de religión Judía y por lo que he aprendido la mayoría de los judíos aceptan la homosexualidad e incluso pueden haber rabinos homosexuales.
La ceremonia fue linda y tenía a todos (hasta a mi) con lágrimas en los ojos. Creo que es una mezcla de lo increíble que son ellas dos y el hecho de que este es un matrimonio que no habría sido legal hace algunos años. Los votos de las novias fueron lindos, entretenidos, emocionantes y profundos… es una de las ceremonias más lindas en las que he estado.
Creo que nunca le dije esto a ellas pero haberlas conocido cambió mi visión y discurso sobre el matrimonio gay. Recuerdo haber pensado (luego de largas conversaciones con Katie) ¿cómo en algún momento pude creer que ella no tiene derecho a casarse con la persona que ama?. Tengo que admitir que colegio y universidad católica fueron mi fuente principal de información en el tema y digamos que en el ramo “fundamentos filosóficos del derecho” presentaban esta opción como aberrante.
Además, nadie que yo conocía personalmente era abiertamente gay y mi referencia era el primo de una amiga que se caracterizaba por ser extremadamente promiscuo, además de gente que salía en la TV y parecía enojada con la sociedad, se vestía de forma “alternativa” y no me inspiraba ningún respeto.
Es raro pero solo cuando conocí a Katie vi la posibilidad que alguien sea homosexual y “normal”. Ella no odiaba al mundo, era feliz, inteligente, se vestía normal y me encantaba estar en su presencia. Escribir esto suena raro porque debería haber sido algo obvio para mi pero sólo a medida que fui conociéndola, todas mis ideas equivocadas sobre las personas gay fueron disolviéndose.
Una vez que borré todas las ideas preconcebidas que tenía pude ver con claridad lo que estaba frente a mis ojos. Hoy siento con todas mis fuerzas que el matrimonio es un derecho para todos, que amor es amor y que estoy a favor del matrimonio de personas del mismo sexo.
Gracias Katie y Gracie por abrirme los ojos.